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les dijo:

―Por favor, amigos míos, no vayan a cometer semejante maldad. Miren, tengo dos hijas vírgenes. Se las daré para que hagan con ellas lo que bien les parezca, pero no les hagan nada a estos hombres, pues yo los invité a quedarse esta noche en mi casa.

―¡Quítate de en medio! —le respondieron—. ¿Con qué derecho nos vas a ordenar lo que debemos hacer? ¡No olvides que eres un extranjero! ¡Ahora te trataremos peor que a ellos!

Así que comenzaron a maltratar a Lot, y se acercaron a la puerta para echarla abajo.

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